sábado, 9 de junho de 2012

La Aventura (diario del 06/06/2012)



Hoy es el día 6 de Junio del año de 2012. Salgo a una nueva aventura, quizás la de mayor compromiso hasta el día de hoy. 

Llevo en la espalda una mochila con varios cambios de ropas; chinelas, que simbolizan que estoy en Rio de Janeiro; cuaderno; bolígrafo y una cámara que me ayudarán a componer mi diario.
Además de todas esas cosas materiales, llevo conmigo las herramientas más importantes: coraje, fuerza, amor, esperanza y, sobre todas las cosas, ganas. Ganas que nunca perdí desde el primer día que nació esa idea en mi cabeza. 

Fue un largo proceso, de seis meses construyendo y destruyendo, para lo que finalmente tendrá inicio hoy.
Es importante que sepan que mis días en las calles de esta ciudad comenzaron ya hace un tiempo, con algunas visitas a compañeros que viven en las calles.  Los conocí en el acampamiento del movimiento OcupaRio, en la plaza de Cinelândia, el año pasado.  

La última visita fue ayer, cuando confirmé a mí mismo que  sería hoy el comienzo de mi intervención.
La mochila ya viene pesada, son las 15h36 y busco un lugar donde pueda acceder al internet. Paso por Largo da Carioca y entro en el Centro Cultural del banco “C” para tomar agua. Subo al primer piso y encuentro con un personaje conocido, el Chile. 

Chile es un artesano de unos 30 y pocos años. Nunca tuvimos una larga conversación, ya que la gran mayoría de las veces que nos encontramos, él está borracho y sin ganas de hablar de su vida.
Chile está acompañado de otros dos artesanos. Los saludo y pido permiso para dejar mi pesada mochila con ellos mientras voy a tomar agua. 

En el bebedero, me acuerdo que una vez mi hermano Emilio (que también vive en Rio) me cuenta que en la Casa Francia Brasil hay computadoras con internet gratuita. Vuelvo a recoger mi mochila y pregunto a Chile y a sus compañeros donde queda la Casa, a lo que me responden que no saben. Les pregunto si conocen un lugar cerca desde donde pueda acceder a una computadora con internet gratuita. Ellos me indican el Museo de la Justicia Federal, en el segundo piso.  Llego caminando al lugar que queda cerca y pido a la joven de la recepción una computadora. Ella me pide que haga un registro en el cuaderno y su compañero me lleva a la computadora. 

Mientras intento ingresar en mi blog, facebook, twitter y mail, la computadora se traba. Pregunto a la joven porque pasa eso y ella me explica que las computadoras solo sirven para pesquisa. En este momento pienso que últimamente mis pesquisas más profundas fueron a través de facebook, twitter y mail. Apagué la computadora y me fui. 

Llego a la Casa Francia y veo que las dos únicas computadoras están ocupadas, sin embargo rápidamente una de ellas se desocupa. Entro a mi facebook, twitter, email y blog y logro comunicarme con mis compañeros del proyecto. Les informo que estoy en la PISTA. 

Son las 18h y, por más que hubiese intentando olvidar el almuerzo, el cuerpo insiste en recordarme. Estoy, como se dice por acá, “lleno de hambre!”. 

Patricia, compañera en el proyecto, me llama a informar que tengo que estar en una reunión 18h30 para presentar el proyecto. Llego 19h...

  Definición de la reunión: 
  1)      Un grupo de artistas y productores culturales debatiendo= bien 
        2)      Un grupo de artistas, productores culturales e intelectuales debatiendo= ok                                            3) Un grupo de artistas, productores culturales e intelectuales debatiendo conceptuación de logística= ai!     4)  Un grupo de artistas, productores culturales e intelectuales debatiendo conceptuación de logística para un movimiento social= bueno, en otra ocasión! 

  Salgo caminando, yo, mi mochila y mi hambre. Los tres juntos en dirección a la cafetería donde regalan pasteles.

Esperando a los pasteles, me encuentro con Gil y Fran, dos compañeros que también participan en el proyecto conmigo. Charlamos, cogimos nuestros pasteles y salimos cada uno a un rumbo diferente.
Son las 20h22 y estoy saliendo a buscar mi cena. El destino es la Plaza de los Profesores. Hace algunos días, me habían contado que en este lugar, cerca de Cinelândia, las cosas estaban complicadas para que la población de calle cogiese su comida, regalada por las ONGs. Eso se dio a partir del momento en que pusieron guardias para maltratar a los habitantes de la calle.  

Llegué con cuidado a la plaza y vi poca gente. Mientras iba a otro punto de comida, me encuentro con Sol y Diego, una pareja de jóvenes. 

Sol debe tener unos 15 años y Diego unos 20. Ellos acaban de perder a un hijo antes de nacer. Sol me cuenta de la pérdida; ella no parece angustiada, sin embargo evita hablar sobre el asunto. Diego hoy parece triste y cansado, pero sigue la conversación sobre otros temas. 

Diego va a recoger palomitas de maíz, una vez que el vendedor de palomitas regala sus sobras a la gente. Él llega con dos bolsas de palomitas y nos regala a todos. 

Comenzamos a comer nuestras palomitas y escuchamos un grito que avisa que la comida acaba de llegar. Todo el mundo corre hacia el carro y, en un gesto rápido, los creyentes de la ONG nos entregan sus marmitas, nosotros los no creyentes o los que hemos dejado de ser para creernos en nosotros mismos.
Apenas acabamos la cena, caminamos hacia el Museo de Arte Moderna a acostarnos y dormir. En este momento, sin embargo, hay un evento en el museo, por lo cual no podremos dormir allá.

Cruzamos a un parque atrás de un aparcamiento e intentamos dormir allá. Diego y Sol ya están durmiendo y yo intento concentrarme en el sueño y desconcentrarme en las ratas que corren cerca de nosotros y quieren llevar nuestras palomitas. 

Voy a acostarme en otro lugar, las ratas no me dejan dormir y no sé que horas son. Busco salir de allá caminando rumbo al lugar que llamamos de Castelo. Llego al lugar y encuentro un espacio para acostarme. Busco un cartón y en el medio de la multitud de personas, caigo en el sueño….
Mi primer día en la “pista”.

Nenhum comentário:

Postar um comentário